«El mercado del gas no está funcionando», señaló la Fiscalía Nacional Económica (FNE) mediante un estudio del sector, argumentando que, «no es suficientemente competitivo».
La FNE consideró que, de acogerse sus recomendaciones, el precio de venta al público de cada cilindro de gas licuado debiera disminuir alrededor de 15 % y que el precio del gas natural que pagan los clientes de Metrogas debiese bajar entre 13 y 20 %.
Entre las recomendaciones de la FNE en el mercado del Gas Licuado de Petróleo, está fomentar la competencia, prohibiendo que las empresas de distribución Gasco, Abastible y Lipigas, participen, «ya sea directa o indirectamente, en la distribución minorista de gas licuado a los consumidores finales».
El estudio concluye que entre las variables que explican la irregularidad está que se trata de un mismo tipo de mercancía la que se ofrece por parte de las compañías, es decir el cilindro de gas licuado, además de los altos niveles de concentración del negocio.
La FNE aseguró que entre 2014 y 2020 los distribuidores mayoristas de gas han aumentado sus utilidades anuales de un 35 % a un 55 %, lo que equivale a US$ 261 millones de dólares anuales más de lo que ganaban antes del 2014.
Eso, a su vez, se ha traducido, en un precio adicional de US$ 181 millones cada año en la compra de gas licuado para los consumidores finales desde el 2014.
Junto a la investigación de la FNE, diversos actores políticos y sociales han planteado que el país está, nuevamente, frente a una colusión de precios.
Patricio Tapia Gómez, dirigente del Sindicato Nacional Interempresa de Trabajadores del Gas, fue uno de quienes condujeron los 21 días de la huelga del Sindicato de Trabajadores de Gasco GLP (Gas Licuado del Petróleo), desde el 19 de diciembre de 2017 al 8 de enero de 2018. Huelga histórica porque fue la primera realizada en los 161 años de existencia que tiene la empresa.
El dirigente precisó que, «A diferencia de la salud pública del Estado, cuando una persona deja de pagar la cuenta de gas, la empresa le clausura el suministro derechamente. ¿Qué ocurre entonces? Que las corporaciones de gas privadas cuando cortan el gas por no cancelarlo, simplemente dejan de ser “empresas estratégicas”. O sea, pierden su condición de “empresa estratégica”, de “servicio básico de utilidad pública”. Pero donde manda el mercado ya no hay “servicios básicos”, porque en el caso del gas se trata de una mercancía que sólo puede comprar quien tiene los medios para hacerlo. Su suministro no está garantizado como un derecho social. Además, si alguien no puede comprar gas de una empresa privada “A”, puede comprarlo en la empresa “B”, porque se supone que en Chile existe libre competencia».
Patricio Tapia explicó que, «Gasco se divide en dos empresas: Gasco S.A., que corresponde al cuerpo administrativo, y Gasco GLP, que es la parte operacional o de producción. Chile carece de gas propio para abastecer al mercado interno. Se le nombra parte productiva a los obreros que realizan las mezclas de las materias primas provenientes del extranjero a través de embarcaciones que arriban a la planta de Quinteros; llenan los cilindros de esa mezcla; y distribuyen a los clientes los cilindros en camiones y vehículos. El precio del gas que llega al puerto en forma congelada, la empresa Gasco S.A. lo compra a un precio infinitamente más bajo que el gas que luego vende a otras firmas y a los consumidores en general».
Finalmente, el dirigente sindical, ante la coyuntura de la colusión de los precios del gas, la cual opera como un verdadero monopolio, indicó que se encuentran preparando una propuesta a nivel país, «donde se estudie seriamente y de acuerdo al criterio de los servicios básicos como derechos sociales, el establecimiento de una empresa pública del área que traslade a los trabajadores especializados que hoy laboran para los privados en pésimas condiciones, a esta eventual industria pública; y que representantes de comités de usuarios, elegibles y revocables, fiscalicen las posibles irregularidades que pudieran suscitarse, siempre bajo el principio del bien común».