El Papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, falleció este lunes 21 de abril de 2025 a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, debido a complicaciones derivadas de una neumoníabilateral. Su deceso fue confirmado por el Vaticano en un comunicado oficial.
Durante sus 12 años de pontificado, Francisco promovió reformas significativas en la Iglesia Católica. Reorganizó la Curia Romana, fortaleció la protección de menores, abogó por la inclusión de mujeres y laicos en roles clave y adoptó una postura inclusiva hacia la comunidad LGBTI.
Conocido por su humildad y cercanía, Francisco optó por residir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico y fue reconocido por gestos como lavar los pies a personas marginadas.
Su compromiso con los pobres, los migrantes y el medio ambiente dejó una huella indeleble en la Iglesia y en el mundo.
Francisco quiso romper con la tradición de ser sepultado en las grutas del Vaticano, optando por un ritual más sencillo y humilde. Consideraba que el Vaticano era el lugar de su último servicio, no de su eternidad, y buscaba así subrayar la cercanía y sencillez que caracterizaron su ministerio.
El pueblo de Gaza lamentó este lunes la muerte del pontífice, calificándolo como «firme defensor de los derechos legítimos del pueblo palestino, especialmente en su postura inquebrantable contra la guerra y los actos de genocidio en Gaza», de acuerdo a un comunicado público que agrega «fomentar el diálogo interreligioso y promover la paz global», y «deja un vacío profundo difícil de llenar».
Francisco y los trabajadores
Hace poco tiempo, sobre el mundo de las y los trabajadores el papa Francisco afirmó que «No hay sindicato sin trabajadores y no hay trabajadores libres sin sindicato. Vivimos una era que, a pesar de los avances tecnológicos, y a veces precisamente por ese sistema perverso que se autodefine como tecnocracia, ha defraudado las expectativas de justicia en el ambiente de trabajo», en una audiencia con representantes de la central sindical italiana CGIL.
«Y esto requiere ante todo volver a partir del valor del trabajo, como lugar de encuentro entre la vocación personal y la dimensión social. El trabajo permite a la persona la autorrealización, vivir la fraternidad, cultivar la amistad social y mejorar el mundo», agregó en su mensaje.
En ese marco, Francisco llamó la atención porque «¡Todavía hay demasiados muertos, mutilados y heridos en el lugar de trabajo!», y añadió que «Una segunda preocupación es la explotación de las personas como si fueran máquinas».
A continuación, recopilamos algunas de sus frases más conmovedoras y rebeldes:
«Si un gay «acepta al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?» (2013)
Francisco siempre mostró una actitud más aperturista hacia las personas homosexuales y el colectivo LGTBI en general.
«Para ser un mal cristiano, es mejor ser ateo» (2013)
Esta frase fue pronunciada por el Papa Francisco durante una homilía en la Casa Santa Marta en 2013. El Papa utilizó esta expresión para señalar que las buenas acciones son más importantes que las etiquetas religiosas. Según la visión de Francisco, un ateo que actúa con bondad es más cercano a Dios que un cristiano que no actúa con rectitud.
«La pobreza no es una fatalidad, es una injusticia» (2014)
El Papa Francisco siempre condenó las desigualdades sociales. Esta declaración en 2014 evidenció su postura contra el capitalismo.
«El capitalismo mata» (2015)
En su encíclica Laudato Si’, Francisco criticó el sistema capitalista, afirmando que contribuye a la destrucción del medio ambiente y potencia la desigualdad social.
«El dinero es el excremento del diablo» (2015)
Francisco dijo esta frase durante un encuentro con religiosos, con la que denunció el afán desmedido por la riqueza y el poder. Un reflejo de la postura del Papa en contra de la codicia desenfrenada del capital.
«La guerra mundial no es una posibilidad remota» (2016)
Esta declaración fue un llamado a la paz y la diplomacia frente a los conflictos armados.
«Los migrantes son los nuevos mártires» (2018)
Durante su pontificado, Francisco fue un firme defensor de los derechos de los migrantes. Esta frase fue pronunciada por Francisco en un contexto donde la crisis migratoria provoca estragos, racismo, xenofobia y explotación.