Este viernes 7 de marzo, en la Planta Modelo de CCU, situada en la comuna de Renca de la Región Metropolitana, la Federación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la CCU, FNT-CCU, realizó una Asamblea Conmemorativa por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que contó con las palabras de la responsable de la Secretaría de la Mujer y Diversidad de la multisindical, Fabiola Valenzuela; la Ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara; la Vicepresidenta de la Mujer y Equidad de Género de la Central Unitaria de Trabajadoras y Trabajadores, CUT, Karen Palma; y la Gerente General corporativa de Recursos Humanos de la CCU, Gabriela Ugalde. El público estuvo conformado mayoritariamente por trabajadoras de Televentas de la empresa.
En la ocasión, la jefa de la cartera del Trabajo señaló que, «en esta fecha hay que celebrar la vida, tanto por lo que las mujeres hemos logrado avanzar, como por aquello que todavía no», y añadió que el actual gobierno «se ha ocupado del pago de la pensión alimenticia porque la infancia es lo primero; también se aprobó la ley contra la violencia integral de la mujer; y en el mundo laboral cabe destacar la ley Karin, el salario mínimo de $ 500 mil pesos, cuando quienes más ganan ese monto en el país son las mujeres. Ellas son las más mal pagadas y que tienen diferencias remuneracionales con los hombres. Y mientras más estudios tiene la mujer, más grande es la brecha salarial con los hombres, o sea, se castiga el estudio de la mujer».
Jara puntualizó que en la sociedad chilena, las mujeres se desempeñan laboralmente «en servicios, administración, salud, educación, alimentación. Es posible que las mujeres, como cuidan la casa, también trabajan remureradamente en sectores de cuidados. Y esas tareas, que en las casas no son reconocidas, son poco valoradas en el mundo del trabajo. Allí tenemos un desafío», y agregó que, «asimismo, las pensiones de la mayoría de las mujeres jubiladas son pagadas por el Estado a través de la PGU. Y para mejorarlas, en la reforma de pensiones se logró integrar un concepto solidario. Igualmente, este año, en sala cunas vamos hacer un seguro laboral al respecto para papás y mamás, y que no sea sólo una carga de las mujeres».
El dirigente nacional Rafael Rivera, quien hizo el papel de maestro de ceremonias, dio paso a la Gerente de RRHH de la empresa, Gabriela Ugalde, quien informó que «en los últimos años, la cantidad de mujeres trabajadoras en la compañía ha aumentado de un 15 a un 20 %, cuestión que más justifica celebrar el día de la mujer trabajadora».
En su turno, la Vicepresidenta de Mujer y Equidad de Género de la CUT, Karen Palma, planteó la imperiosa necesidad de la organización sindical de las mujeres que trabajan asalariadamente, como único medio para conquistar nuevos derechos.
Finalmente, Fabiola Valenzuela, a cargo de la Secretaría de la Mujer y Diversidad de la Federación, junto con invitar a las trabajadoras presentes a incorporarse a la organización conforme a su problemática específica de género, dijo que, «por un tema logístico, no pudimos invitarlas a la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora a nuestra nueva casa, en la calle Erasmo Escala. En ese espacio se realizan las reuniones de la Federación, de sus Sindicatos, y la Escuela de formación sindical. Es un territorio libre para aprender, compartir saberes, recrearnos, abrazarnos, mejorar nuestras vidas», y sumó que, «El Día Internacional de la Mujer Trabajadora viene a recordarnos cuánto hemos luchado en condiciones profundamente desiguales por conquistar nuestros derechos y nuestra dignidad. Aunque nos intenten convencer por todos los medios, por la mentira y la fuerza, que sólo estamos aquí para procrear y hacer las labores del hogar».
Valenzuela expresó que «Todas hemos escuchado esa canción que dice: ‘Corazones rojos, corazones fuertes / Espaldas débiles de mujer / Porque yo doy la plata estás forzada / A rendirme honores y seguir mi humor / Búscate un trabajo, estudia algo / La mitad del sueldo y doble labor’. Los Prisioneros nos hablan de la discriminación que sufrimos a diario. La exclusión social que nosotras mismas permitimos», y recordó que «A sus 19 años, Gabriela Mistral escribió: ‘Se ha dicho que la mujer no necesita sino una mediana instrucción; y es que aún hay quienes ven en nosotras sólo la capacidad de gobernar el hogar. A medida que la luz se hace en las inteligencias, se va comprendiendo su misión y su valor y hoy ya no es la esclava de ayer sino la compañera igual. Para su humillación primitiva, ha conquistado ya lo bastante, pero aún le queda mucho que explorar para entonar un canto de victoria’».
Fabiola leyó «un hermoso comentario de Max, un hombre que nos ve de una forma diferente, más amorosa y que escribe: ‘A veces me pregunto dónde estaría sin ella. Obviamente, cuando la conocí fue su belleza exterior lo que me atrajo. Pero en nuestra primera cita comprendí que no sólo era una cara bonita. Tenía cerebro. Era muy inteligente. Conforme nos fuimos conociendo, descubrí que era mucho más hermosa interior que exteriormente y fue entonces cuando me enamoré. No obstante, fue en los momentos difíciles cuando descubrí que ella tenía una estructura interna sólida, una fuerza interior que nos sacó adelante en algunos momentos duros que enfrentamos. Hubo muchas veces en que estuvimos sin dinero, sin techo, sin transporte, y ella me abrazaba y me dejaba llorar como un niño. Ella fue la valiente, la columna vertebral; nunca perdió la fe en mí, aunque yo sí la había perdido. Como la mayoría de las parejas, hemos tenido nuestras discusiones y nuestros desacuerdos. Definitivamente no vivimos una vida de ensueño. Sin embargo, una de las mejores cosas de los tiempos difíciles, los altibajos y los errores es que de mi amor por mi esposa surgió el respeto. Ella es dueña de sí misma. No necesita de mí para cuidarse’».
La responsable de la Secretaría de Mujer y Diversidad de la Federación terminó su emocionante alocución, manifestando a las presentes, «Hermanas: Demos nuestros próximos pasos en el mundo en colaboración mutua, con pasión, con coraje, con convicciones, sin miedo. No estamos solas. Comencemos la caminata dura por alcanzar una sociedad de personas libres e iguales. ¡Vivan las mujeres trabajadoras!».
Vibró el salón con un aplauso cerrado.











