Un durísimo e inesperado golpe a la educación pública debieron enfrentar las y los docentes, y trabajadores de la educación de la Municipalidad de Ñuñoa. Casi 80 despidos en colegios como el Internado Femenino Carmela Silva Donoso (INF), casi 30 en el llamado Liceo 7 y en el República de Siria otros 30, más de 20 en el Augusto D’Halmar. Se trata de más de 250 trabajadores de distintas áreas de la educación de la comuna.
Muchos educadores habían recibido su plana horaria para el 2024 hace apenas un día, con sus cursos incluidos. La gran mayoría de los despedidos ni siquiera recibió razones para sus no renovaciones. Tampoco existe ningún informe de desempeño docente relacionado con la brutal medida, e incluso algunos fueron notificados sólo por correo.
La precarización en el mundo de la educación escolar se expresa en un fenómeno que sucede todos los años (aunque con mucha más magnitud esta vez), y no solo en el sector municipal, sino también en el subvencionado e incluso en el privado. El desmantelamiento y privatización de la educación pública iniciada en la dictadura militar no fue detenida durante los gobiernos civiles: por el contrario, con el tiempo se ha acentuado la profunda desigualdad social que caracteriza al país, manifestándose con especial violencia en la enseñanza.
Los despidos masivos en Ñuñoa, con cinismo propio del pinochetismo, han sido criticados con oportunismo por representantes de la derecha, toda vez que la práctica de la explotación, maltrato, abusos y dejar a docentes y trabajadores de la educación en la calle en cualquier fecha del año, también ocurre en las corporaciones municipales del autoritarismo conservador y los amigos del gran empresariado.
El sindicato de la educación de Ñuñoa (SIED) convocó a resistir los despidos, y movilizarse desde este viernes 29, mediante una «caminata triste» que llegó a las 10am al frontis de la Municipalidad de Ñuñoa y luego se dirigirá al CMDS.
El presidente del Colegio de Profesores Metropolitano también rechazó la medida edilicia.