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Chile. ¿Alcanza el salario mínimo cuando la mayoría de los hogares del pueblo trabajador vive a punta de deudas?

La Radio de la Universidad de Chile realizó una entrevista al economista de la Fundación SOL, Gonzalo Durán, donde el especialista advirtió que el acuerdo alcanzado recientemente no permite cubrir necesidades básicas y refleja un rezago histórico en esta materia. 

El acuerdo entre el Gobierno y la actual presidencia de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) para aumentar el salario mínimo a $529 mil este año y $539 mil en enero de 2026 abrió una nueva discusión sobre qué significa realmente un “sueldo vital” en Chile. Aunque el proyecto aún no es votado en el Congreso, ya genera tensiones.

La propuesta de la directiva de la CUT consiste en un aumento progresivo hasta llegar al millón de pesos en 2030, pero el acuerdo firmado con los ministros Mario Marcel (Hacienda) y Giorgio Boccardo (Trabajo) quedó muy por debajo de esa meta. La iniciativa ha provocado conflictos políticos y económicos, entre otros, por su posible impacto en las pequeñas y medianas empresas (pymes), responsables de más del 50% del empleo en el país.

En este contexto, el economista de la Fundación SOL, Gonzalo Durán, sostuvo una perspectiva crítica sobre la suficiencia del salario mínimo actual y los desafíos que enfrenta la propuesta de la CUT.

El economista precisó que, al hacer el examen de suficiencia, se observa que los 529 mil pesos brutos propuestos como salario mínimo, se reducen a 430 mil pesos líquidos después de descontar las imposiciones legales. «Con este monto, se puede cubrir el costo de ir y volver al trabajo, pagar un arriendo básico en Santiago, que podría ser una pieza por alrededor de 300 mil pesos y adquirir una canasta básica de alimentos estimada en 70 mil pesos mensuales por el Ministerio de Desarrollo Social. Esto equivale a aproximadamente dos mil 333 pesos diarios para todas las comidas», afirmó.

Durán criticó que «este salario está muy lejos de ser un salario vital, no es un mínimo aceptable para una sociedad como la chilena».

En relación con su impacto en las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan más del 50% del empleo en Chile, Durán destacó la importancia de analizar quién paga el salario mínimo.

«Hay un porcentaje significativo de empresas de mayor tamaño que pagan el salario mínimo, y los grandes empresarios utilizan el argumento de las pequeñas empresas para pagar menos sueldos. Nuestro país tiene un atraso en cuanto al salario mínimo que es bastante significativo», explicó.

«En 1997 nosotros recuperamos el salario mínimo que teníamos en el año 70. Hay una deuda de atraso en el salario mínimo que nadie quiere pagar. Cuando comparamos con países desarrollados, ellos tenían tres o cuatro veces lo que hoy día nosotros tenemos como salario mínimo», añadió.

Durán se refirió a la evidencia internacional que contradice la idea de que aumentar el salario mínimo perjudica a las empresas. «La evidencia internacional nos dice que no es una respuesta natural que si tú subes el salario mínimo las empresas van a quebrar o va a haber un alza en el despido. Al tener mayores ingresos, las personas van a consumir más, reactivar el ciclo económico y las mismas empresas van a tener mejores ventas y márgenes de ganancia», argumentó.

Según Durán, el aumento en el salario mínimo tiene efectos directos en mejorar la capacidad de compra y el consumo de los hogares. «Hoy en día, el consumo interno en Chile se sostiene fundamentalmente a través de la deuda privada de los hogares. El aumento en el salario mínimo mejora la capacidad de compra, el consumo de los hogares, y también tiene un efecto faro que genera que los distintos salarios de la economía crezcan», aclaró.

«El salario está vinculado a las gratificaciones legales, lo que obliga a las empresas a aumentar las remuneraciones, las gratificaciones y las horas extras. Este incremento encadenado no solo tiene un impacto directo, sino que puede tener efectos positivos para una economía que depende de la deuda, como es el caso de Chile», sumó.

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