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Chile. La profesora y dirigenta sindical María Rozas en la memoria: Su calor y sentido de justicia social

María Rozas Velásquez fue una profesora y dirigenta sindical chilena que formó parte importante del acontecer político y sindical del país. María estudió pedagogía en la Universidad de Chile en Chillán y luego ejerció su profesión en Santiago. Allí, en 1978, se integró a la Coordinadora Nacional Sindical, formada por opositores de la dictadura que tenía como propósito la reagrupación del movimiento sindical que quedaba en la época para fortalecerlo y crear una central nacional. 

Un año después de integrarse a la CNS, asumió el cargo de Presidenta del departamento femenino en 1979. Más tarde, entre los años 1982 y 1987 fue dirigenta nacional de la Asociación de Gendarmes de Chile. Asimismo, fue representante de los trabajadores en el Consejo del Hogar de Cristo y desde 1985 dirigenta del Colegio de Profesores de Chile, período en el que se inscribió al Partido Demócrata Cristiano donde militó en su ala ligada a los derechos de las y los trabajadores y los oprimidos. En 1988 fue dirigenta de la Central Unitaria de Trabajadores, ejerciendo el cargo de Vicepresidenta (1991-1995) y Secretaria General (1996-1998), como también integrante de la Dirección del Trabajo y representante de los trabajadores en el Consejo de Administración de la OIT.

También fue diputada del distrito correspondiente a Conchalí, Huechuraba y Renca, en reemplazo de Manuel Bustos, quien falleció en 1999. En el cargo, formó parte de las comisiones de Trabajo y Seguridad Social; y Vivienda y Urbanismo. María falleció el 6 de mayo del 2011, a los 55 años, a raíz de un cáncer de estómago. Sin embargo, su legado de entrega, perseverancia y defensa de los derechos de todas las trabajadoras y trabajadores sigue vigente como un ejemplo de entereza y convicción. 

Quien redacta esta nota, la conoció personalmente durante su paso por el Colegio Nacional de Profesores. Entonces, en la Casa del Profesor, en Santiago, este periodista tuvo la fortuna de compartir amistosamente con María Rozas y otras dirigentas de diversas tiendas políticas. Las unía un común denominador: todas eran mujeres que por su género, extracción social y radicalidad política, fueron confinadas a cargos menores en sus partidos, pese a la excelencia, sensibilidad ilimitada e inteligencia de su práctica cotidiana. Una mujer inolvidable.

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