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Chile. A 104 años de la masacre obrera de San Gregorio: Memoria inborrable de la clase trabajadora

Los sucesos de “San Gregorio” tuvieron lugar hace 104 años. Sin embargo, al recorrer los restos de la ex oficina, que fue rebautizada como “Renacimiento”, aún es posible hallar testimonios del trágico episodio, que costó la vida a tantos obreros. El profesor Jaime Nelson Alvarado García desciende de uno de los testigos de tales episodios, y documentó la masacre obrera.
 
La oficina “San Gregorio” estaba enclavada en el extremo sur del Cantón de “Aguas Blancas”, a unos 125 kilómetros al SE de Antofagasta. En ese mismo distrito operaban –entre otras- las oficinas “Pampa Rica”, “Yugoslavia”, “María Teresa”, “Petronila”, “Eugenia”, “Valparaíso”, “Bonasort”, “Santiago”, “Cota”, “Pepita”, “Avanzada” y la lejana “Rosario”. Este verdadero enjambre de salitreros acudía al poblado de “Yungay”, donde disponía de tiendas, hoteles, garitos y muchas casas de diversión. “San Gregorio” después de la tragedia acaecida en febrero de 1921, cambió su nombre por el de “Renacimiento” y fue definitivamente destruida por un incendio, la noche del 18 de septiembre de 1939. Hoy solo quedan ruinas.
 
Las víctimas
 
La crisis del salitre devino en el cierre de las oficinas, que debieron apagar sus fuegos, acarreando con ello la cesantía de miles de obreros. La abusiva legislación de la época, no consideraba el pago de finiquitos a los salitreros, quienes quedaban en la mayor de las indefensiones. Los enviaban al puerto, donde deambulaban hambrientos y andrajosos, con sus mujeres y sus hijos. Acudían entonces a las ollas comunes, esperando que el gobierno los enviara por vía marítima a sus lugares de origen, lo que tardaba meses. Los pampinos de “San Gregorio” exigieron el pago de un finiquito, lo que -en principio- fue aceptado por la Administración de la oficina. Pero las reglas del juego cambiaron, abundaron los desencuentros y la violencia se desencadenó en una tragedia cuyo número de muertos nunca se pudo precisar. Pero hay versiones que sostienen que fueron más de doscientos los salitreros baleados por tropas del Regimiento “Esmeralda”.
 
Las razones
 
El profesor Jaime Alvarado, quien escribió el libro “Sangre obrera en San Gregorio”, conoció el relato oral de su abuelo, quien participó como palanquero en el convoy que tuvo la dolorosa tarea de trasladar los cadáveres de los pampinos baleados por los militares. En el mismo tren fueron transportados los heridos que lograron sobrevivir a la revancha de la soldadesca y los prisioneros tomados por los militares y que fueron encarcelados y sometidos a proceso. 

Como es habitual, el manejo de la información de la prensa fue acomodada de acuerdo a los fines empresariales. Pero, con propósitos ejemplares, los diarios de la época no eludieron los abusos y se expuso claramente la posición de la élite social ante los obreros que clamaban mejores tratos, remuneraciones justas y condiciones más seguras. A todas estas peticiones, la respuesta fue siempre la misma: las balas del Ejército de Chile.

El contexto político y social de la época revela la política represiva del gobierno de Arturo Alessandri, quien asumió la presidencia con la promesa de cambios sociales. Sin embargo, la masacre en San Gregorio fue parte de una serie de represiones contra movimientos obreros y sindicales. El gobierno adoptó medidas autoritarias para contener a los trabajadores, incluso justificando la represión con el argumento de mantener el orden y la propiedad.

Alessandri envió fuerzas armadas al lugar, pero la masacre podría haberse evitado, ya que el presidente había enviado instrucciones para priorizar la persuasión. La negligencia en la planificación y la falta de medidas paliativas contribuyeron al trágico desenlace. Después de la masacre, el gobierno culpó a los trabajadores, mintió en comunicados oficiales, torturó a los detenidos y decretó estado de sitio y censura en la provincia.

La prensa de la época, incluyendo periódicos como El Diario Ilustrado, El Mercurio y La Nación, respaldó las acciones del gobierno y culpó a los trabajadores, enfatizando la continuidad con las administraciones anteriores.

La masacre de San Gregorio ilustra la represión sistemática de los movimientos obreros durante el gobierno de Alessandri, a pesar de sus promesas iniciales de cambio social. Este trágico episodio marcó un hito en la historia de Chile y reflejó las tensiones sociales y laborales de la época.

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