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Chile A 106 años de la insurrección obrera de Puerto Natales: Lucha justa y masacre oligarca

Desde una perspectiva histórica general, la rebelión obrera de Natales en 1919 debe ser considerada como el momento histórico más importante de la trayectoria del movimiento obrero de Magallanes hasta 1973.

Se trató de un conflicto menor que rápidamente se transformó en una suerte de insurrección obrera espontánea, agudizada por el clima de confrontación creado por la intransigencia patronal.

Al momento de los hechos que vamos a relatar, el Frigorífico Bories de propiedad de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego era el más grande establecimiento frigorífico de la región magallánica.  El frigorífico había comenzado a operar en 1910 en la elaboración de carne conservada, habiéndose concluido sus instalaciones en 1914.

En 1919, el Frigorífico Bories abarcaba las especialidades de Frigorífico, conservación de carnes, fabricación de extracto de carnes y curtiduría, poseyendo además una fábrica de ladrillos, un aserradero, un vapor y un pequeño ferrocarril de trocha angosta hasta Puerto Natales.   Se trataba de un establecimiento con capacidad para faenar 300.000 animales, habiendo producido en 1918 la suma de 5.000 toneladas de carne frigorizada, y en el cual trabajaban un promedio de 700 obreros.

Lunes 20 de enero de 1919.

El evento menor de que la Administración del Frigorífico Bories ordenara el cambio de habitación para dos maquinistas del ferrocarril que conectaba al establecimiento con Natales, se transformó en pocas horas en un conflicto abierto, ya que ocasionó la reacción inmediata del Sindicato de Campo y Frigorífico.  Las habitaciones que les fueron asignadas las consideraron menos cómodas que las anteriores, reclamaron de ésta medida y ante la negativa del administrador, pidieron sus cuentas para retirarse del establecimiento. 

Conocida la medida por el Sindicato, se declaró un paro general de protesta en la tarde del 20 de enero.  He aquí el punto de partida de sucesos que iban a trastornar la vida social y sindical natalina.

Inmediatamente declarada la huelga y a primera hora de esa misma tarde, los obreros del Frigorífico Bories abandonaron sus faenas y se dirigieron a Puerto Natales, constituyeron una espontánea y masiva asamblea en la sede de la Federación Obrera, y acordaron demandar la restitución de los dos obreros en litigio y exigieron algunos aumentos de sus salarios y la reducción de la jornada laboral a 8 horas, como ya había sido logrado en las estancias del Territorio.

Al fin de la tarde del 20 de enero, llegaron a la sede sindical natalina los obreros del Frigorífico Natales, lo que dio ocasión a una segunda asamblea obrera, cuyos acuerdos y exigencias vinieron a sumarse a las demandas de la primera reunión: exigencia de la jornada de 8 horas también en el establecimiento de Natales, y reintegro a sus funciones de un grupo de obreros carpinteros, que habían sido despedidos días antes, a todo lo cual se le fijó un plazo de 24 horas para conocer la respuesta de la administración patronal. 

La autoridad departamental solicitó al Gobernador del Territorio que el Comandante del Batallón «Magallanes» enviara lo antes posible un destacamento a Puerto Natales.

Martes 21 de enero

Mientras el Sub-Comité de la Federación hacía llegar esta suma de demandas a las administraciones de los Frigoríficos, en la mañana del 21 de enero, éstas solicitaron la mediación del Sub-Delegado de Gobierno de Puerto Natales quien era  el Mayor de Ejército Luis Bravo, que convocó a las partes a una negociación en sus oficinas. 

Estas se desarrollaron con relativa armonía, durante la mañana y principios de la tarde, hasta llegar a un primer acuerdo, a fines de la tarde del 21.

Pero, al mismo tiempo, mientras sus dirigentes negociaban en la Subdelegación, los obreros en paro en Puerto Natales, participaban en sucesivas asambleas informativas en la sede de la Federación, de las que fueron emanando nuevas exigencias (como el abaratamiento de los artículos de consumo habitual en la casa Braun & Blanchard, en especial la carne ovina, y la baja de los fletes de los barcos y los arriendos de las habitaciones y viviendas populares), de manera que cuando los dirigentes llegaron con la solución acordada con las administraciones patronales, se encontraron que las demandas habían aumentado y se habían renovado. 

De acuerdo con el periódico inglés de Punta Arenas «The Magellan Times» del 29 de enero de 1919, las demandas de los obreros eran las siguientes:

  • jornada diaria de ocho horas de trabajo;
  • reintegro de dos trabajadores que habían sido despedidos;
  • reducción de los fletes marítimos en un 40%; y
  • rebaja de un 30% en todos los artículos expendidos por la casa Braun & Blanchard. ([2]). 

Miércoles 22 de enero

La segunda serie de conversaciones entre los representantes obreros y patronales, iniciada en la mañana del miércoles, culminaron a su vez, en un segundo acuerdo, el que se suscribió, en la noche del 22 de enero.  En el acuerdo alcanzado se ponía fin, sobre todo, al conflicto iniciado a propósito de los obreros maquinistas del Frigorífico Bories.

El texto del acuerdo dice: “En la Subdelegación de este puerto a las 18 horas 30 minutos del día veintidos de enero, se reunieron los representantes de la casa Braun & Blanchard, sr. Cofitz Anderson, los representantes de la Federación Obrera, Carlos Viveros, Enrique Espinoza y Luis A. Ojeda y el Subdelegado mayor don Luis A. Bravo, que sirve de mediador, con el objeto de llegar a un acuerdo sobre las peticiones formuladas por los obreros.  Después de deliberaciones de estilo, se acuerda aceptar estas proposiciones que están de acuerdo con las peticiones de los obreros. 1° rebaja de un treinta por ciento en los artículos de consumo; 2° rebaja de un cuarenta por ciento en los fletes y pasajes y 3° que la tonelada de caga sea de mil kilos en vez de setecientos que antes indicaba.  El señor Anderson se compromete a poner en lugar visible, en la casa que representa, un cuadro en que se indiquen los precios al público”. ([3])

Jueves 23 de enero

Pero, en la mañana del 23 de enero, un nuevo incidente se desencadenó, cuando un obrero pintor, dirigente de la Federación Obrera, anunció el término de sus faenas y demandó el pago de sus cuentas. 

La administración del Frigorífico Bories se negó a dicho pago, lo que al llegar a oídos de los demás dirigentes obreros generó una actitud de rechazo, originándose una situación confusa y tensa: mientras los obreros exigían ser trasladados a Puerto Bories en el ferrocarril, los conductores del tren se negaban a desplazarse, en espera de la llegada del dirigente sindical máximo del Sindicato Carlos Viveros, y en medio de los incidentes intervino Carabineros y algunos obreros dispararon hacia el cuartel de Carabineros cercano a la estación de trenes.  Grupos de obreros salieron por las calles de Natales en busca de armas, en vista del tiroteo producido en la estación de trenes.

La comisión obrera (Viveros y Espinoza) defendía la razón que asistía a los reclamantes, mientras el Administrador mantenía la negativa.  El diálogo verbal comenzó a subir de tono rápidamente.  De súbito éste extrajo un revólver y disparó sobre Carlos Viveros, matándolo instantáneamente. El informe de Carabineros dice expresamente que: “…Kidd disparó varios tiros sobre los huelguistas, pero no los hirió…” ([4]), con lo que esta versión intenta salvar la responsabilidad del administrador del Frigorífico.  En cambio, según la versión del obrero Gabriel Bustamante el incidente ocurrió de ésta manera: «Ellos fueron a hablar con los administradores por el problema de la pintura y allí el administrador Kidd le disparó a Espinoza.  Viveros que siempre andaba armado, le disparó al Subadministrador Good, rozándole la ropa e hiriéndolo levemente en las costillas.  Good se cayó al suelo de puro susto. El Administrador Kidd corrió a ocultarse en el interior del frigorífico, llamando a carabineros.» ([5]).

A su vez, la versión del dirigente obreros Ulises Gallardo coincide con los hechos relatados al decir que: “Cabe destacar que el Administrador había hecho destacar carabineros en las partes más estratégicas del establecimiento, lo que indicaba claramente que lo que iba a ocurrir estaba planeado y bien premeditado.  En presencia del Administrador, la comisión hizo varias proposiciones de arreglo que fueron rechazadas, continuando después una breve y acalorada discusión…el Administrador se encerraba en una porfiada negativa.  De súbito sacó éste su revolver y disparó contra el compañero Viveros matándolo instantáneamente.” ([6][7])

Por último una versión adicional proporcionada por el periódico Claridad en 1938, afirma que “…parece que el autor de esta muerte (la de Viveros) fue el segundo administrador o el carabinero Reyes que estaba oculto en la tonelería, local éste que había sido arreglado por medio de barriles de cemento para la defensa. Allí fue a ocultarse el administrador Kidd y desde allí a mansalva, le disparó un tiro al compañero Espinoza, que se acercaba a la puerta de esa sección.” ([8])

Por lo tanto, se atribuye la autoría al Administrador como el autor de la agresión armada, versión que se condice con el hecho que después del baleo a Viveros, el  Administrador Kidd huyó hacia el interior del establecimiento, siendo perseguido por algunos obreros armados, lo que dio origen a la intervención de carabineros (que estaba apostado en sitios estratégicos del establecimiento frigorífico), encuentro en el cual murieron baleados los obreros Enrique Espinoza y Therán y un Carabinero.

Las fuerzas policiales en el desorden suscitado se atrincheraron en un galpón vecino del Frigorífico, y al salir del recinto en busca de sus armas, fueron golpeados, heridos y ultimados dos de ellos. Relata Gabriel Bustamante sobre este incidente: «Algunos de los carabineros corrieron al retén que estaba fuera de Bories, porque adentro tenían un retén chico, pero su verdadero cuartel estaba más lejos.  Fue entonces cuando los obreros alcanzaron a ver a Juan de Dios Cid Salvo, quien antes había matado a un obrero pisándole el estómago y reventándolo por dentro.  Como se habían quedado atrás los obreros lo alcanzaron y le pegaron con un palo en la cabeza y le dieron un balazo en la sien.  No se murió en el momento; gritaba y pedía perdón por lo que había hecho y vino a morir en el local de la Cruz Roja.» ([9]).

Hasta este instante, habían ya tres obreros muertos (entre los cuales el Secretario Sub-Delegado de la Federación Obrera), un empleado de la administración del Frigorífico y dos carabineros.  Al saberse la muerte del Secretario de la Federación Obrera de Natales, la indignación obrera aumentó.  Este incidente armado fue a su vez, el detonante para acciones más fuertes de los obreros en huelga.

Mientras esto ocurría, grupos de obreros que desde Natales se dirigían a Bories con el fin de conocer el resultado de la gestión de los dirigentes con la Administración del Frigorífico, fueron baleados por los enardecidos Carabineros desde el Retén próximo al chorrillo Natales.

Como consecuencia de este enfrentamiento, los obreros del Frigorífico Bories se trasladaron en masa a Puerto Natales, mientras los obreros del Frigorífico Natales una vez informados de los hechos, paralizaron también y planeaban trasladarse a Puerto Bories para asaltar las instalaciones de aquel establecimiento. 

El tren desde Puerto Bories a Natales se repletó rápidamente de obreros para participar en acciones más decididas.

En la tarde del día 23 de enero, existía un clima casi insurreccional en Puerto Natales y todo el sector aledaño.  Los obreros organizados y armados habían tomado control de la localidad de Puerto Natales, y asaltaron y prendieron fuego a la casa  comercial Braun & Blanchard (considerada junto a la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, como la causa de todos los males sociales de la localidad).

La multitud además procedió a incendiar de paso la oficina del Banco de Punta Arenas, mientras otros locales comerciales (entre los cuales el almacén de Braun & Blanchard) fueron también asaltados en busca de armas de fuego y municiones.  El Banco de Punta Arenas nunca más abrió oficinas en Puerto Natales. ([10])

Relata Gabriel Bustamante Barría: «La casa almacén bodega Braun & Blanchard la quemaron el ’19 en represalia, porque había prometido un 20% de rebaja de sus precios y al otro día, en vez de bajar, los subieron un veinte por ciento.» ([11]).

A medida que los grupos de obreros insurrectos marchaban por las calles de Natales y asaltaban comercios en busca de armas y municiones, se iban aprovisionando más y más de estos elementos.

A continuación, la multitud armada marchó contra el edificio del Juzgado y el cuartel de Carabineros donde se suscitó un nuevo enfrentamiento (de seis horas de duración) con la policía.

En la medida en que desde la tarde del 23 de enero de 1919, los obreros adquieren el control de la localidad de Puerto Natales, producto de su acción armada, estamos en presencia de una rebelión obrera, una rebelión que se estructuró gradualmente a medida que los acontecimientos lo iban permitiendo, una rebelión que se encontró con  las armas en la mano y que debió seguir adelante, ante el vacío de poder que se produjo en la ciudad. 

Este acontecimiento social y político es insólito en la historia del movimiento obrero chileno, por cuanto se trató de una experiencia única en que los trabajadores organizados y en huelga lograron vencer a sus agresores, y tomaron el control de la ciudad.

La versión de los hechos que presenta el diario «La Unión» de Río Gallegos, agrega los siguientes detalles: «La forma sangrienta en que estalló el movimiento obrero en Puerto Natales, acarreando pérdidas materiales a la par de sacrificios de vidas, trajo como consecuencia la alarma en esta Capital amenazada durante varios días antes por los obreros.  Y no fué ésta ocasión una alarma injustificada, pues el día 23 de enero ppdo. a las 6 de la tarde, la Gobernación (de Santa Cruz) tuvo conocimiento oficial del gobierno de Punta Arenas que 500 hombres armados, en malón, se dirijían a ésta con el fin de libertar a varios presos en nuestra cárcel. Con este motivo y a raíz de una conferencia telegráfica celebrada entre el Coronel Contreras y el señor Pozzo, éste último resolvió, de acuerdo con el pedido del coronel Contreras, enviar fuerzas hasta la frontera para cooperar con las chilenas en caso necesario.» ([12]).

Desde el jueves 23 de enero, flameaban las banderas rojas de la Federación Obrera en Puerto Natales, como lo testifica el diario “La Unión” de Río Gallegos: A pesar de haberse declarado en Natales el estado de sitio flameaban banderas rojas de la Federación…” ([13])

Viernes 24 de enero

El Subdelegado Mayor Bravo, por su parte, sobrepasado por los acontecimientos, decidió escapar de Puerto Natales (despojado de su uniforme) en busca de auxilio, no sin antes telegrafiar los hechos a la Gobernación del Territorio a Punta Arenas, dirigiéndose a caballo hacia la frontera argentina, mientras la Cruz Roja de Hombres de la localidad quedaba a cargo de los heridos.

Las comunicaciones telegráficas se multiplicaron en estas horas tensas, entre el SubDelegado Bravo abandonando su puesto amenazado por los obreros que se acercaban a Natales, el Gobernador de Magallanes Contreras Sotomayor y el Interventor de Santa Cruz Pozzo.  Una verdadera conferencia telegráfica sostuvieron los dos jefes en la mañana del viernes 24, acordando los respectivos movimientos de tropa para reprimir la revuelta en marcha.

Relata al respecto Edelmiro Correa Falcón en “Los sucesos de Santa Cruz 1919 a 1921”, un relato escrito por él mismo: “El 24 de enero de 1919 el Interventor Pozzo recibió una comunicación urgentísima del Gobernador de Magallanes (Chile), Coronel Contreras Sotomayor, en la cual le informaba que se había declarado una huelga revolucionaria en Punta Arenas y Puerto Natales y como no disponía de elementos para reestablecer el orden en esta última población, donde habían ocurrido hechos sangrientos, le rogaba destacar alguna fuerza a la frontera cercana a Natales para impedir que los revoltosos cumplieran el propósito de internarse armados en territorio argentino.  Sin pérdida de tiempo, el Interventor Pozzo dispuso que el Jefe de Policía y titular de la Guardia de Cárcel, D. Diego E. Ritchie, saliera con el efectivo disponible de 40 hombres en camiones cedidos por particulares e impidiera la incursión de la gente armada en nuestro territorio.” ([14])

Ritchie se dirigió con su partida de 40 guardias a la frontera y al pasar por  la estancia “Rospentek”, se encontró con el Mayor Bravo.  Relata Correa Falcón este incidente: “…el señor Ritchie debió acceder al pedido del Mayor Bravo, que se encontraba en la estancia Rospentek (territorio argentino), para que lo acompañara hasta natales, donde retomaría su cargo de Sub-Delegado y así se hizo”. ([15])  Es evidente aquí que al Jefe de Policía argentino Diego Ritchie lo mandaron a ponerse a disposición del depuesto Subdelegado chileno.

Efectivamente, después del enfrentamiento a balazos de la tarde del 23, no se produjeron nuevos incidentes hasta el 26.  Relata al respecto Gabriel Bustamante: «Luis Alberto Bravo, que era Subdelegado de Natales, era un cobarde que se sacó el uniforme y escapó de la ciudad.» ([16]).

El vacío de autoridad que se había producido, fué llenado por un Comité Obrero (que pasó a tomar el control de hecho de la localidad) y por la Cruz Roja de Hombres.   Reestablecida la calma, los obreros armados patrullaban las calles de la ciudad para mantener el orden, haciendo ondear las banderas rojas de la Federación y valiéndose de algunos camiones disponibles.  “La Federación Obrera se hizo cargo de esta difícil función…todos se pusieron de acuerdo con los dirigentes de la Federación Obrera para mantener el orden mientras durara la anormalidad… La Federación Obrera de acuerdo con las autoridades civiles, restringió la circulación y patrulló las calles: nadie podía circular sin la insignia de la Cruz Roja.  No pretendían sin embargo sublevarse… Tan bien comprendían su situación que mandaron una comisión especial a Punta Arenas, a trescientos kilómetros de distancia por caminos de automóvil que deben cruzar dos veces la frontera argentina, para ofrecer la entrega de la población a las autoridades civiles, con tal que no les enviasen tropas militares, de las cuales recelaban con razón.” ([17])

El control efectivo ejercido por el Comité Obrero, significó en la práctica  el término de los asaltos a tiendas y almacenes y el ejercicio de una vigilancia estrecha junto a los efectivos de la Cruz Roja de Hombres, para evitar desmanes o excesos.

La versión del periódico argentino «La Unión», incorpora éstos detalles: «Sin pérdida de tiempo el Capitán Ritchie, ampliamente facultado para el desempeño del cometido que se le confió, partió a la 1 de la tarde del día 24 con 40 hombres del cuerpo de Guardia Cárcel, transportados en tractores del Garage Patagonia, con todo su equipo incluso el de sanidad que iba al cuidado del señor Nivas.  Iban en el convoy algunos voluntarios, entre ellos el señor Baldrich y Tornese que dirigían sus  automóviles puestos a disposición del Jefe, quien tenía también a su disposición un automóvil del señor Albornoz, galantemente cedido por su señora esposa.» ([18]).

Sábado 25 de enero

En la estancia «Rospentek» (en Santa Cruz, Argentina), de propiedad de Sara Braun y donde se había asilado provisoriamente, el mayor Bravo recibió en la tarde del 25 de enero a un grupo de 40 policías argentinos solicitados desde Punta Arenas y enviados por el Gobernador-Interventor de Santa Cruz, quienes cruzaron la frontera, por el sector de Cerro Castillo en dirección a Puerto Natales y acompañaron al Sub-Delegado chileno para que asumiera nuevamente sus funciones.

Bravo, ahora respaldado por la fuerza policial argentina ingresada al territorio nacional, llegó de regreso a Puerto Natales al final de la tarde del 25.

A su vez el periódico «La Unión» de Río Gallegos, ya citado, aporta los siguientes valiosos pormenores, ocurridos este día por el lado argentino: «A las 9 de la noche (del 24) se llegó sin novedades al establecimiento del señor Angus Martin, de donde se emprendió viaje nuevamente a las 5 de la mañana (del 25), para hacer alto en la estancia del señor Von Heinz, de donde el jefe pudo ponerse en comunicación telefónica con la frontera y recoger noticias.  Cambiando un elástico de uno de los tractores, se continuó la marcha en orden de esperar en el cruce del camino a Fuentes del Coyle hasta el regreso del Jefe, quién se adelantó hasta ese punto, donde recibió un pedido urgente de auxilio del establecimiento «Cerro Castillo», por haber sabido que un grupo numeroso de hombres se dirigían sobre él, con el ánimo de incendiar el edificio y levantar a los 300 obreros que en él trabajaban.  Esta noticia fué motivo de una orden de avance a marcha forzada hasta la frontera, que dista 3 leguas de «Cerro Castillo».  Durante esta marcha se encontraron varios automóviles en fuga, constatando al detenerlos que conducían familias que huían.  En la frontera se hizo un alto de dos horas y media en medio de una incesante y torrencial lluvia mientras el jefe, quién había avanzado hasta la estancia, pudiera cerciorarse del punto en que se encontraba el malón, pudiendo al fin saber que la llegada de fuerzas argentinas se conocía en Natales y que por ese motivo, había vuelto desde Tres Pasos desistiendo de su propósito.  Esa noche la tropa acampó en Cancha Carrera quedando allí todo el día siguiente a la espera de órdenes, procediendo mientras tanto al arreglo de dos tractores auxiliados por el taller mecánico de «Cerro Castillo», donde se hizo una pieza para un tractor que fué necesario abandonar en el campo del sr. Roberto McDonald. A las 9 de la noche, el Gobernador Contreras le pidió telefónicamente al Capitán Ritchie que trasladara la tropa a Rospentek para encontrarse en ese punto a las 6 de la mañana siguiente, con las tropas chilenas que venían por tierra.  Se inició la marcha a las 12 de la noche (ya del día 26), marchando siempre entre bosques y por un camino bastante peligroso para los tractores que caminaban sin la luz auxiliados por un par de automóviles que los escoltaron hasta que aclaró el día.» ([19]).

Domingo 26 de enero

El 26 de enero arribó a Natales una nave con efectivos militares: un escampavía de la Armada llegó con un batallón de 16 fusileros del Destacamento «Magallanes» y 14 soldados de marinería.  Estos 30 efectivos desembarcaron a las 4 de la tarde.  Después llegó el crucero «Zenteno», en el que venía además un grupo de guardianes de la Policía Fiscal. (Como se verá más adelante, todavía en febrero de 1920, viajaban comisionados en esta nave de la Armada, 13 guardianes de la Policía).

En uno de los barcos recién llegados venía el Juez del Territorio Miranda Aguirre, quién venía a instruir el sumario correspondiente, por lo que instalado en esa nave procedió a ordenar la detención de numerosos obreros.

En «La Unión» de Río Gallegos, se agregan estos detalles: «En Rospentek se supo que las tropas chilenas habían vuelto atrás en vista que el Mayor Bravo, Subdelegado en Natales, había informado que todo estaba tranquilo.  Pocos minutos después se recibió la visita de éste escoltado por la Cruz Roja de Natales, desde donde se había visto el paso de nuestras tropas en camino a Natales.  El capitán Ritchie y el Mayor Bravo cambiaron impresiones y convinieron la forma en que las fuerzas argentinas cooperarían con las chilenas que habían llegado el domingo en el escampavía en número de 30 hombres, 16 del Batallón Magallanes y 14 de marinería.  Estas tropas desembarcaron a las 4 de la tarde, permitiendo recién entonces al Mayor Bravo, asumir nuevamente el mando de que lo habían despojado los obreros.» ([20])

Lunes 27 de enero

El 27 de enero y ya restituido, el Sub-Delegado Luis Bravo procedió a reunirse con los representantes de  los comerciantes de Natales, del Sindicato de Campo y Frigorífico y el Administrador del Frigorífico Bories, a fin de acordar con las dos partes involucradas las mejores medidas posibles tendientes a reestablecer el orden y la actividad normal. 

Relata sobre este evento el obrero Gabriel Bustamante: «Después hizo su aparición el tal Bravo y los obreros le dijeron que gracias a la Cruz Roja salvaba su vida, porque si no lo mataban.  El mayor Bravo llamó a todos los obreros y los hizo formarse en los faldeos del cerro. Abajo del cerro quedó un piquete de marinos…Como las mujeres y los niños de los obreros se fueron a formar con ellos, Bravo ordenó que se retiraran de donde estaban.  Nadie lo obedeció.  Entonces José Domangue, presidente de la Cruz Roja, se puso delante con su gente y su estandarte.  No se movieron de allí hasta que se disolvió el grupo.» ([21]).

Los dirigentes obreros demandaron en esta ocasión que no se ejercieran represalias sobre los obreros, que se despidieran a cerca de 11 empleados de la Sociedad Explotadora y que no se procediera al desembarco de la tropa que se encontraba en los buques surtos en el puerto, petición que fue rechazada por la autoridad.  Por el contrario, y en virtud de las instrucciones procedentes de Punta Arenas, ese mismo día, desembarcó un contingente militar en Puerto Natales, tomando posición en los lugares considerados como puntos claves de la localidad, ocasión en la cual la Cruz Roja de Hombres hizo entrega de los recintos que se encontraban bajo su control.

Bravo, reestablecido en su cargo gracias a la tropa desembarcada, procedió a ejercer un control violento de la localidad.  En la estación de trenes procedentes de Puerto Bories hizo un registro minucioso de los obreros en busca de los dirigentes de la revuelta.  Los obreros detenidos fueron 27 y tuvieron una menor influencia y protagonismo en los hechos acaecidos hasta entonces.  Relata al respecto Gabriel Bustamante Barría, protagonista de los hechos: «Los marinos esperaban la llegada del tren. Tenían una lista y los iban deteniendo uno por uno. Los alcahuetes habían dado los nombres.  Separaban a los anotados, los llevaban al vaporcito y se hizo el sumario.» ([22]).

El dramático saldo final en bajas de estos hechos fue de 30 víctimas: 10 muertos y 20 heridos, además de 27 obreros detenidos en el marco de un proceso que se les inició el 4 de febrero de 1919 y que duró hasta 1923.


[1] Se presenta una síntesis cronológica de los principales eventos ocurridos, a la luz de la información histórica disponible y de las fuentes consultadas en esta investigación.

[2] MT, 29.01.19.

[3] Cid, P.: Sucesos del 23 de enero de 1919 en Puerto Bories y Puerto Natales. Rev. Impactos N° 79. P. Arenas, 1996, p. 6.

[4] Cid, P.: op. cit., p. 7.

[5] Díaz, J.; 1994, p. 43.

[6] Cid, P.: op. cit., p. 7.

[7] Cid, P.: op. cit., p. 7.

[8] Cid, P.: op. cit. pp. 7-8.

[9] Díaz B., J.; 1994, p. 43.

[10] Citado por P. Cid, op. cit. p. 8.

[11] Díaz B., J.; 1994, pp. 42-43.

[12] LU-RG, 6.02.19.

[13] “La Unión” – Rio Gallegos -Territorio de Santa Cruz, 6 febrero 1919.

[14] Texto ofrecido al autor por el historiador sr. Horacio Lafuente.

[15] Correa Falcón, E.: Los sucesos de Santa Cruz 1919 a 1921. Texto cedido al autor por el historiador sr. Horacio Lafuente.

[16] Díaz B., J.; 1994, p. 43.

[17] Vicuña, C.: La tiranía en Chile. s/f; citado por Cid, P. op. cit. pp. 9-10.

[18] LU-RG, 6.02.19.

[19] LU-RG, 6.02.19.

[20] LU-RG, 6.02.19.

[21] Díaz B., J.; 1994, p. 44.

[22] Díaz B., J.; 1994, p. 44.

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Extracto del libro «Gañanes, peones y obreros. Historia del Trabajo y los Trabajadores en Magallanes y la Patagonia, 1843-1973» en 3 volúmenes de Manuel Luis Rodríguez, publicado en Punta Arenas por la Dirección del Trabajo en 2024.

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