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Chile. La masacre de trabajadores de Plaza Bulnes en Santiago, enero de 1946: Caída y eternidad de la obrera Ramona Parra

La masacre de la Plaza Bulnes fue una matanza obrera ejecutada en la Plaza Bulnes de Santiago, el 28 de enero de 1946, en el gobierno de Juan Antonio Ríos (había delegado el poder, pero seguía vivo), mientras ejercía el mando de La Moneda como Vicepresidente, Alfredo Duhalde Vásquez.
 
Mientras se efectuaba el traspaso del mando, trabajadores de las Oficinas Salitreras Mapocho y Humberstone presentaron una demanda contra la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta (COSATAN), e iniciaron una huelga en respuesta a esa Compañía que les había subido los precios de los alimentos en las pulperías, contrariando un acuerdo suscrito con anterioridad.
 
Frente a esta acción de los trabajadores, el recién asumido Alfredo Duhalde tomó partido por los capitalistas salitreros e instruyó al ministro del Trabajo Mariano Bustos para que anulara la personalidad jurídica de los sindicatos de ambas Oficinas, lo que efectuó el 22 de enero de 1946, borrando de una plumada las conquistas sociales que se habían logrado en años de lucha y a costa de la vida de cientos de trabajadores. 
 
Los senadores comunistas Pablo Neruda y Elías Lafferte intentaron realizar gestiones ante el gobierno, pero estas no fueron atendidas. La Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH) convocó entonces a un mitin en solidaridad con los obreros salitreros para el 28 de enero. Ese día se reunieron miles de obreros, de diversos sindicatos de Santiago, que marcharon desde la Plaza Artesanos (entre la calle Artesanos y el río Mapocho, en Recoleta) hasta la Plaza Bulnes (frente al Ministerio de Defensa).
 
El gobierno dispuso para ese día un amplio despliegue de fuerzas policiales, ordenando el acuartelamiento de la mayoría de las Comisarías de Santiago, las que a partir de las 5 de la tarde fueron trasladadas a la Plaza Bulnes. Poco después de las 19.00 horas, con la plaza completamente llena, se dio inicio al mitin.
 
Para otorgar la autorización la Intendencia de Santiago había puesto premeditadamente como condición, que los manifestantes sólo podían estar en un lugar determinado de la plaza, y donde la multitud no cabía. Los carabineros comenzaron a hostilizar a los que cruzaron el límite fijado y fueron creando un clima de violencia. Preparaban así el ambiente para una masacre planificada con antelación.
 
Un oficial dio una orden. Una hilera de carabineros apuntó y disparó al cuerpo de los manifestantes. Fueron varias descargas. Muchos cayeron heridos y 6 asesinados. Las primeras informaciones sobre las incidencias de la Plaza Bulnes, fijaban en seis el número de muertos. Eran: Filomeno Chávez Villalobos, Diego Martínez Martínez, Manuel López López, Ramona Parra Alarcón, operaria de los Laboratorios Recalcine, bala en el frontal izquierdo; Alejandro Gutiérrez Álvarez y Adolfo Lisboa.
 
«En la Posta Central de la Asistencia Pública nos informaron que había varios heridos en estado grave, lo que hacía temer un desenlace fatal. Los sobrevivientes huyeron en desbandada. Luego de su acción, los policías desaparecieron del sitio del crimen y se ocultaron en sus cuarteles. Pasado el primer momento, la gente que había arrancado, regresó. Había sangre por todos lados. Se recogió a los heridos y se hacía detener a los vehículos que pasaban por la Alameda para llevarlos a la Asistencia Pública», relató uno de los sobrevivientes.
 
Entre las seis víctimas estaba Ramona Parra Alarcón,  dirigente de las Juventudes Comunistas, obrera del Laboratorio Farmacéutico Recalcine, que había marchado junto a sus compañeras del Sindicato desde su lugar de trabajo (a esa fecha en Vicuña Mackenna esquina Av. Matta) para solidarizar con sus hermanos de clase de las salitreras. 
 
La ejemplar joven obrera estaba tendida en la vereda, con la palidez de la muerte. En su sien una perforación circular, sin sangramiento. Ramona fue conducida a la Posta Central. Tenía dos profundas heridas de bala en la cabeza. La masa encefálica la traía prácticamente deshecha. A los 15 minutos de haber llegado falleció.
 
Ese 28 de enero de 1946 entregaba su vida a la causa del pueblo, en solidaridad con sus hermanos de clase, la joven Ramona, de sólo 19 años, nacida el 28 de mayo de 1926. Había estudiado en el Colegio de las Monjas Carmelitas, donde llegó a manifestar su deseo de ingresar a esa orden religiosa. Ramona estudió Contabilidad en el Instituto Superior de Comercio y en 1945 ingresó a trabajar en el Laboratorio Recalcine, continuando sus estudios en cursos vespertinos.
 
Esta joven noble y generosa, había ingresado 2 años antes a las Juventudes Comunistas junto a sus dos hermanas, Flor y Olga. Años más tarde, en la década de los años 60 se organizaron las Brigadas Muralistas de propaganda de esa organización y en su homenaje tomaron el nombre de “Brigadas Ramona Parra”.
 
El día 29 de enero se efectuaron los funerales de las víctimas caídas durante la concentración y «La Hora» informaba: 
 
Hoy se efectúan funerales. Acuerdo de las Organizaciones. 
A las 10 horas de hoy se efectuarán en el Cementerio General los funerales de los seis obreros que cayeron el lunes último en el comicio (sic) de la Plaza Bulnes. Los restos serán sepultados en el Mausoleo del Sindicato Industrial de Cristalerías Chile, que lo ha cedido solidariamente. 
El cortejo partirá a la hora indicada desde el local de la Confederación Nacional de Trabajadores de Chile, ubicada en Santo Domingo 1887 y en el que participarán todos los gremios de empleados y obreros de Santiago, partidos políticos, parlamentarios de izquierda y representantes de los sindicatos de provincias. 
 
Asimismo, como un acto de solidaridad con los obreros muertos, los comerciantes minoristas de Santiago, acordaron entornar sus puertas a la hora que se efectuarán los funerales y un cierre parcial de sus negocios entre 12 y 18 horas. 
 
La siguiente canción del extraordinario artista, escritor, poeta y cantautor Patricio Manns, «Elegía para una muchacha roja» fue dedicada originalmente a Ramona Parra.
 

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