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Chile. Docentes, estudiantes y apoderados de Antofagasta cumplen un mes de paro: Faltan recursos, infraestructura y profesionales, y sobra autoritarismo, pésima gestión municipal y hacinamiento escolar

Semanas intensas se han vivido en Antofagasta por la paralización de las y los docentes. Ya se cumplió un mes desde el inicio de la huelga educativa, luego de la trágica muerte de la profesora de inglés, Katherine Yoma. Cinco semanas de asambleas en establecimientos educacionales, entre delegados sindicales y gremiales, de movilizaciones masivas en las calles- no vistas desde tiempos del estallido social-, de protestas afuera del Municipio exigiendo la renuncia del alcalde Velásquez y también en la Corporación Municipal de Desarrollo Social, CMDS, donde miles de trabajadores de la educación exigieron la renuncia de la plana directiva de la entidad.

Intenso porque esta paralización- y la muerte de la docente- manifestó que el autoritarismo de equipos directivos y autoridades de la Corporación, la precariedad de la educación pública, el hacinamiento, entre tantas otras falencias que propician los problemas de convivencia escolar, son parte de la realidad de miles de docentes en Antofagasta y en el país. Pero no sólo de profesores y trabajadores de la educación, sino de apoderados y estudiantes, es decir, de miles de familias trabajadoras.

La respuesta por parte del Gobierno y las autoridades locales -como el alcalde, el directorio de Corporación o el gobernador regional- ha sido una verdadera burla para el magisterio. Nada de inyección de recursos para la educación pública; ante la crisis de salud mental y convivencia escolar, la propuesta es un departamento de cuatro profesionales para más de 50 establecimientos que concentran 40 mil estudiantes; por el hacinamiento de las salas de clases -muy relacionado con el aspecto de convivencia escolar-, la propuesta del Seremi de Educación es ampliar los cupos en recintos educativos ya colapsados para responder a la falta de matrículas, es decir, más hacinamiento, y aplicar la doble jornada escolar sin tener claro cuántos docentes se necesitará contratar para responder al aumento de estudiantes y qué arreglos en infraestructura se realizarán. Ante la no construcción de escuelas y liceos en más de 10 años, se proponen proyectos a futuro y a lo más “escuelas modulares” (container en La Chimba, cerca del ex-vertedero con quemas de basura constante sin solucionar).

En medio de la reciente lucha, surgieron asambleas triestamentales que se han dado en liceos y escuelas como el Técnico (A14), La Portada A22, Liceo Domingo Rivera (B13); Escuelas como la Huanchaca (E56), Escuela España (D59), Escuela Cariola (D136), Escuela Gabriela Mistral (G111), entre otros establecimientos. Ellas reflejan una semilla de unidad entre las y los trabajadores de la educación, apoderados y estudiantes, semilla que germina a raíz de la necesidad de hacer frente a la crisis educativa. 

Los problemas estructurales de la crisis educativa no tienen solución de fondo, se mantiene el hacinamiento, el agobio y el autoritarismo en los establecimientos municipales, afectando no sólo a docentes, sino que también a estudiantes y apoderados, ya que no hay una inyección de recursos frescos para resolver estos problemas.

En este proceso se gestó la política desde abajo, cuestionando la política de división desde las alturas que año a año sólo ofrece promesas que son incumplidas, desactivando la fuerza de la movilización con el enfrentamiento entre docentes y apoderados.

La alternativa consiste en la unidad de docentes, trabajadores de la educación, apoderados/as y estudiantes, para impulsar juntos una lucha en defensa de la educación pública y propiciar cambios profundos en esta materia y en el ámbito de la “vida interna” de cada comunidad educativa. Y a la vez, que también cuestione la precariedad que enfrentan miles de familias trabajadoras que son parte de este sistema municipal abandonado por el Estado que ha perpetuado un sistema de hacinamiento, de mala alimentación, de agobio y autoritarismo. Como si fuera poco, opinan los dirigentes del profesorado, en Antofagasta y en otras regiones, los Servicios Locales de Educación Pública, SLEP, auguran empeorar la situación, por lo cual está unidad es clave para enfrentar lo que se viene.

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