Cerró Helados San Francisco de Loncomilla, situada en el camino a Constitución, comuna de San Javier, Región del Maule. A través de las redes sociales, se dio a conocer que la empresa se clausurará definitivamente, marcando el fin de su producción en la zona sureña del país. El cierre ocurre después de que, en julio de 2022, la empresa Carozzi adquirió los derechos sociales de Lecherías Loncomilla Limitada, una empresa fundada en 1975.
El traslado de la operación a la Región Metropolitana, específicamente a San Bernardo, significa dejar en la calles a 100 trabajadores y trabajadoras, y sus familias.
Una vez más, la tendencia del capital a concentrarse en menos manos se ratifica. Al respecto, Carozzi, la compradora de Helados San Francisco, es una firma de giro alimentario con 125 años de existencia. En 1975, ya en dictadura militar, llevó a la presidencia del directorio a Gonzalo Bofill de Caso, quien inició el proceso de internacionalización y diversificación de la compañía.
Antes, en 1969, el grupo De Caso había tomado el control de Carozzi y Francisco de Caso Rivera, su presidencia. Tras la muerte de Gonzalo Bofill de Caso, en 2007, su hijo Gonzalo Bofill Velarde se convirtió en la cabeza de la multinacional. O sea, en Carozzi «todo queda en familia».
¿Cuál es la perspectiva que Carozzi tiene de las y los trabajadores que producen la riqueza en la firma?
A través de una entrevista ofrecida en el año 2021 por el presidente del Sindicato N° 1 de la empresa, Carlos Bombal, al portal digital Interferencia, el dirigente laboral informó que «Carozzi quitó el auspicio al canal La Red, durante la emisión del documental histórico, reconocido y premiado mundialmente La Batalla de Chile, muestra la relación conflictiva que tiene Carozzi, y su dueño, Gonzalo Bofill, con los trabajadores».
En la entrevista, el líder sindical narró que el años 2010, «tuvimos 23 días de huelga y éramos 552 socios en ese tiempo. Hoy tenemos que mantenernos con 5 socios públicos y 35 socios clandestinos, sin entregar la información a la empresa para descontar la cuota sindical, porque los despiden cuando saben que son del sindicato».
El dirigente sindical manifestó que «Yo no soy militante de ningún partido, tengo mi pensamiento, pero hemos pedido ayuda de manera transversal para solucionar estos problemas, pero todo el mundo político nos ha cerrado las puertas. Claramente al señor Bofill no lo iban a tocar, porque entrega dinero para campañas políticas».
Al parecer, la venta de la fábrica de Helados San Francisco a Carozzi, no sólo costó el despido de un centenar de empleos y de sus familias en medio de una feroz recesión económica en Chile, sino que el fortalecimiento capitalista de una compañía claramente pinochetista, antipopular, antisindical y que no conoce en absoluto los derechos humanos, sociales y laborales de las y los trabajadores.