Extracto de una entrevista con el economista de la Fundación SOL, Marco Kremerman, realizada a fines de julio de 2022 por los Cuadernos Médico Sociales, sobre actualidad económica en Chile.
Cuadernos Médico Sociales: ¿Cómo ves, desde el punto de vista más general la condición social, digamos, la vida de la gente común y corriente, nuestro pueblo, los trabajadores y la clase media?
Marco Kremerman: Desde mi punto de vista estamos en un escenario muy, muy complejo. Hay una crisis mundial que se arrastra hace mucho tiempo, pero que está mostrando sus ramificaciones de manera más estructural y más nítida a nivel masivo, en distintas partes del mundo y que tienen distintos síntomas.
Uno podría visualizar en el caso chileno, que se monta un escenario de precariedades sobre precariedades. Vale decir, hemos tenido prácticamente tres momentos de dificultades para los hogares chilenos, un escenario de 2019, donde se ha dado cuenta de un modelo de acumulación más que de desarrollo, que hace bastantes años ya había tenido su techo o que incluso amenazaba la propia capacidad de auto generarse. Para quienes han sido beneficiados principalmente por ese modelo, no estaba pudiendo generar crecimiento ni bueno ni malo. No, Chile ha tenido momentos de alto crecimiento y de mal crecimiento. No necesariamente crecer a altas tasas significa que es algo positivo. Pero no estamos creciendo ni bien ni mal y eso se está agotando.
Y sobre aquello viene el escenario del estallido social y viene el escenario de la pandemia que genera un nuevo momento de precarización para los hogares y las consecuencias de la pandemia, que es lo que estamos viviendo hoy en día y que está generando distintos impactos a nivel macroeco-nómico y microeconómico. Es un tercer escenario de precarización sobre los hogares. Entonces no solo se trata de hogares que han sido muy mal-tratados, que han perdido su empleo o que están teniendo fuentes de ingresos más precarias que hace dos años atrás, sino que se trata de hogares que no saben cómo van a enfrentar los próximos meses, el próximo año y los próximos tiempos.
Porque hoy día no sólo se trata de un modelo que paga malos salarios, que paga pensiones, que obliga a endeudarse a los hogares para llegar a fin de mes, sino que hay otras amenazas que se han ido montando sobre nuestro modelo de acumulación y que tiene alcance más global. Una de ellas, sin duda, es el aumento de precios, como no veíamos hace mucho tiempo. El IPC, el Índice de Precios al Consumidor, que mide el comportamiento de 303 bienes y servicios, en teoría representativo del hogar promedio en Chile, ha aumentado 11,5% en 12 meses, con datos de mayo a mayo del año pasado y las proyecciones que incluso ese IPC puede llegar a superar el 13% en unos dos o tres meses. Y es sin duda una afectación importante para la cotidianidad de los hogares. Esto ha sido afectado por el aumento de los precios internacionales de los combustibles, que se traduce en un aumento en los costos de los distintos procesos productivos. Aumento directo en los costos de energía, para transportarse y para calefaccionarse. Y por otro lado tenemos un aumento muy importante en el precio de los alimentos y esto ha sido amplificado por la situación que se está viviendo en Ucrania, Rusia, etcétera La guerra que ya prácticamente se ha naturalizado y sigue generando víctimas en términos de vidas y también en términos de la afectación de las condiciones de vida, no solo en los territorios en disputa, sino que también en distintas partes del mundo.
Y eso ha generado que aumente el precio de alimentos muy sensibles como los cereales, el azúcar, los alimentos lácteos, entre otras cosas. Sin embargo, es importante mencionar y hacer esta diferenciación: que en Chile ya teníamos un problema con el costo de vida antes de la pandemia, antes de la guerra, antes del estallido social. Chile tiene una distancia muy grande entre lo que cuesta vivir en el país, pagar los alimentos, pagar la educación, la salud que no deberían ser pagadas, pagar el transporte, el costo del arriendo o la posibilidad de comprar una casa versus los ingresos que generan los hogares, ingresos del trabajo y de las pen-siones contributivas principalmente. Entonces ya teníamos un escenario previo donde había una gran distancia entre el costo de vida y los ingresos que generan los hogares.
Siempre nosotros decimos lo mismo. Chile es un país que en dólares comparables tiene un PIB per cápita hoy día superior a los US$ 25.000. Pero el costo de vida está por sobre un país de US$ 40.000 per cápita. Sin embargo, los salarios se parecen más a los de un país de US$ 13.000 per cápita, y las pensiones a un país de US$ 7.000 per cápita. Eso existía antes de la pandemia y antes de la guerra. Y sobre ese escenario viene un aumento de precios que triplica los precios que estábamos acostumbrados a observar en la última década, que eran en torno a 3% en el rango medio de la meta del Banco Central.
Hoy día enfrentamos tres o cuatro veces más el aumento de precio de lo que estábamos observando anteriormente. Entonces, el escenario es complejo porque lo que están haciendo los bancos centrales en distintas partes del mundo y de manera mucho más agresiva en Chile, es subir el costo del dinero, es subir la tasa de interés para controlar esos momentos de precios. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con esos aumentos del costo del dinero, porque en países como el nuestro, donde más del 75% de los hogares está endeudado, cuando aumenta el precio del dinero, aumenta otro precio más para los hogares. Entonces, estoy tratando de contener el aumento de los precios de bienes y servicios, pero estoy aumentando el precio de un servicio, que prácticamente es parte de “la canasta” de bienes y servicios que deben obligatoriamente consumir los hogares; que es “la deuda”, -el pago de los servicios de la deuda-.
Y el segundo efecto que tiene un aumento tan agresivo como el que ha llevado a cabo el Banco Central chileno, que en menos de 12 meses ha llevado la tasa de interés de 0,5% a 9% y que probablemente en las próximas semanas la aumente un poco más es que esto genere una contracción económica. Se está hablando de este riesgo en todas partes de mundo, en Estados Unidos la inflación esta sobre el 8,5% y en Inglaterra sobre el 9%. El Banco Central debe ver cómo equilibra su política para contener el aumento de precios, pero sin afectar a la economía, sin generar una recesión.
Y en Chile se hizo de manera muy brusca, de manera muy rápida. Se llevó la tasa de interés a valores muy altos. Somos un país distinto. Comparados con Inglaterra y Estados Unidos no somos hegemonías, somos un país más periférico, por tanto, no es estrictamente comparable. Pero sin duda que estos momentos agresivos el foco en la tasa de interés, produce algo que no estamos viendo: el panorama completo que afecta a los hogares endeudados y que puede generar una recesión y puede generar una situación compleja en el mundo del trabajo, donde tenemos una tasa de desempleo que ha bajado, que está en 7,7%, pero que cuando uno mira indicadores alternativos todavía no recuperamos los niveles de empleo que teníamos antes de la pandemia y se genera un bolsón de personas inactivas adicionales a la que existía antes de la pandemia. Personas que no están buscando activamente trabajo y que lo necesitan. Esto se llama fuerza de trabajo potencial, pero que no están pudiendo salir a buscar trabajo. Por eso no aparecen como desempleados, porque no están las condiciones para salir a buscar trabajo. Principalmente, esto afecta a las mujeres que no tienen con quién dejar a sus hijos, hijas o adultos mayores. Dada la estructura patriarcal en la cual se desenvuelven nuestra sociedad, particularmente la chilena.