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Fallece María Ester Feres. «Su corazón está repartido como el pan en la memoria del pueblo trabajador»: Rodrigo Oyarzún, Presidente de la Federación de Trabajadores de la CCU

Este miércoles 4 de agosto, se comunicó el fallecimiento de María Ester Feres, experta laboral que fue directora del Trabajo por una década.

Feres nació el 14 de febrero de 1943 en La Serena, era abogada de la Universidad de Chile y madre de dos hijos. Tras el golpe de 1973 se exilió en la República Federal Alemana donde fue funcionaria del Servicio de Compensación para Víctimas de la Guerra entre 1975 y 1986.

En 1986 retornó a Chile y se desempeñó como asesora en materias jurídicas y de relaciones laborales de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, y de la Comisión Nacional Campesina. Además fue directora del Trabajo desde 1994 hasta 2004, año en que renunció en medio de una huelga de los trabajadores del servicio.

Por su parte, el Presidente de la Federación de Trabajadores de la CCU, Rodrigo Oyarzún, afirmó que, «Nuestra querida María Ester Feres se queda en la lucha histórica de las y los trabajadores. Su corazón está repartido como el pan en la memoria profunda del pueblo trabajador».

Adiós a María Ester Feres

Por Luis Casado

Nos conocimos en el año 2010, cuando la entrevistamos con Joaquín Figueroa para nuestra emisión Lóbulo Varietal en Radio Universidad de Chile.

María Ester nos tiró de espaldas de entrada cuando afirmó que el Código del Trabajo -redactado en dictadura por William Thayer Arteaga, un democristiano que fue ministro de Eduardo Frei Montalva y más tarde de Pinochet-, es un texto que protege al empresario, no al asalariado.

Sorpresa. La legislación laboral en cualquier sitio del mundo tiene por objeto restablecer algún equilibrio entre el poder del empresario y la debilidad de quien vende su fuerza de trabajo. En Chile, nos dijo María Ester Feres, es al revés. Y agregó que la situación de los trabajadores chilenos es extremadamente desmedrada porque la Concertación les traicionó, dejándoles abandonados a su suerte.

Vinieron a mi mente los argumentos que escuché en algunas reuniones con personeros del Comité de Inversiones Extranjeras (aún guardo las tarjetas de visita, por si fuese menester…). Los representantes de tan eminente institución nos explicaban -a mí y a mis colegas europeos y australianos- cuan conveniente es invertir en Chile porque en Chile los asalariados no tienen protección. «Se puede hacer lo que Uds. quieran», agregó el personajillo, orgulloso de tan extraordinaria ventaja comparativa.

La alegría ya había llegado, para las multinacionales…

Habida cuenta de la férrea defensa del mundo del trabajo que llevó adelante María Ester Feres desde la Dirección General del Trabajo, Ricardo Lagos y un tal Ricardo Solari, a la sazón ministro del Trabajo, se la sacaron de encima, y la forzaron a dimitir.

Durante la entrevista le pregunté a ella: «María Ester… a Ud. la echaron por hacer bien su trabajo, ¿no es así?» Aún conservo la grabación de la entrevista… Su respuesta, impregnada de sincera modestia, fue: «Eso parece».

Si hoy me permito infringir nuestras propias reglas es porque su partida deja a los trabajadores chilenos aún más inermes, aún más indefensos. Nunca nadie, ningún partido político (NINGUNO), ningún ministro del Trabajo, ningún presidente de la República, reclamó la abrogación de ese esperpento aún en vigor que se llama Código del Trabajo, y que -como afirmó María Ester Feres- le sirve de escudo protector a los explotadores.

Hace pocos días me enteré de que María Ester Feres se encontraba enferma, grave. Le escribí desde París una amable y afectuosa nota, para manifestarle mi preocupación, mi sincero afecto, y mi admiración por su extraordinaria trayectoria. Desde su lecho de agonía María Ester encontró la fuerza para responderme:

Querido Amigo, me conmueve mucho tu preocupación por mi salud y tus manifestaciones de sincero afecto. Espero que tú, tú familia y muy en particular tu hija bella estén logrando superar esta pandemia que los humanos tan irresponsablemente hemos generado.

En cuanto a mi vida, esta llega efectivamente a su fin. Estoy desde hace un año con una fibrosis pulmonar muy avanzada que me tiene postrada, oxígeno dependiente 24/7, con dosis que está llegando al tope pues el cuerpo ya no la procesa.

Por ello cualquier día te llegará la noticia de mi partida. Te ruego que junto a ella sientas mi voz agradeciéndote de corazón el haberme otorgado generosamente tu fraterna amistad en los últimos años de mi vida. Espero que dónde esté, en otro espacio y lugar, te estaré enviando siempre mi sincero afecto.

Un abrazo inmenso,

María Ester

Ella, la amiga y compañera de la que me siento orgulloso, fue inteligente, mujer de principios, bella y elegante hasta en la despedida. Es con profundo respeto y con infinita admiración y pesar que la despido hoy, como ejemplo para todos quienes continuamos el combate común.

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