Darío Herrera es el Presidente del Sindicato Nº 2 de Aguas CCU-Nestlé, planta Cachantún, ubicada en Copequén (a 30 kilómetros de Rancagua), ofrece los detalles del proceso de negociación en curso con la empresa, correspondiente al periodo 2021-23.
El jueves 29 de julio pasado la organización sostuvo la primera mesa de trabajo con las gerencias, acompañados por el Presidente de la Federación de Trabajadores de la CCU, Rodrigo Oyarzún, el primer Vicepresidente y encargado de Negociaciones Colectivas, Luis ‘Nino’ Mundaca, y el Director Nacional y Tesorero, Enrique Lizama.
«El proyecto colectivo lo confeccionamos democráticamente, con el conjunto de los socios», explica el dirigente Darío Herrera y agrega que, «en esa línea, lo fuerte está en el aumento de los sueldos base y en la paridad de remuneraciones, a igual trabajo, igual salario».
-¿Y por qué hay diferencias salariales?
«En la planta conviven dos sistemas de pago. Uno corresponde a los «antiguos CCU», y el otro es el que se implementó con la llegada de la administración ECCUSA (Embotelladoras Chilenas Unidas S.A. o Pepsi) hace más de 25 años. Ello redunda en contar con sueldos base, bonos y aguinaldos diferenciados entre los mismos trabajadores. Ocurre que, en el marco de la fusión de ambas empresas, con la CCU habíamos conquistado mejores condiciones laborales que las que traía ECCUSA, y ese fenómeno se mantiene en el tiempo. Paulatinamente, hemos ido homologando ambos contratos, pero aún persisten diferencias.»
-¿Por ejemplo?
«En negociaciones pasados logramos que los compañeros de ECCUSA tuvieran una asignación de arriendo. Ahora queremos igualar ese valor con el de los empleados de la antigua administración CCU. Lo mismo pasa con los valores de la locomoción y otros ítemes. El objetivo es que exista un solo contrato para todos.»
-¿Y en cuanto al reajuste salarial?
«Estamos demandando un 10 por ciento de reajuste y de una sola vez, a diferencia de la política de la empresa que cualquier reajuste lo parcela en tramos temporales: una parte el primer año, otra parte el segundo.
El aumento de sueldos se fundamente en que la planta, en la actualidad, cuenta con mucha más tecnología que antes. Ello significa que los operarios que sólo realizaban trabajo manual obtenían los menores salarios. Sin embargo, ese mismo obrero, hoy debe manejar máquinas más complejas y, por tanto, ha debido hacerse de mayores conocimientos en áreas de la tecnología digital, lo cual lo vuelve un operario calificado. Esa formación destinada al trabajo, le agrega más valor a su labor.
Por otra parte, ante el discurso de la empresa de no poder incrementar el salario debido a la supuesta caída de sus ganancias por efectos de la pandemia de Covid-19, nosotros consideramos todo lo contrario. Ciertamente, industrias ligadas al turismo, por ejemplo, han sido duramente golpeadas por el coronavirus. Pero otras se han beneficiado aun más. De hecho, en la planta Cachantún, de manera distinta a otros años, este invierno estamos trabajando tanto como si fuera verano. Esto se ilustra con el nivel altísimo de eficiencia productiva que sostenemos los empleados, el cual promedia el 70 por ciento e incluso ha llegado al 80 por ciento. O sea, no hay tiempo de trabajo, medios de producción ni materias primas que se desperdicien.»
-Ustedes han conquistado la indemnización por años de servicio sin tope de tiempo…
«En estos momentos, si el trabajador renuncia voluntariamente o fallece, el derecho a indemnización sin tope por años de servicio se mantiene o pasa a los deudos, según sea el caso. Lo mismo ocurre con los despidos por fuerza mayor. ¿Qué reivindicamos al respecto? El artículo 161 del Código Laboral faculta el despido ‘por necesidades de la empresa’. Si bien, la compañía, incluso con ese artículo, paga la indemnización sin tope, buscamos que quede registrado y oficializado en el contrato colectivo.»
El próximo 29 de agosto debiera firmarse el nuevo contrato colectivo.