Walter Benjamin, filósofo, crítico literario y ensayista alemán de origen judío (http://www.anticapitalistas.org/IMG/pdf/Benjamin-TesisDeFilosofiaDeLaHistoria.pdf), afirma que, «El aburrimiento es el pájaro de sueño que incuba el huevo de la experiencia». Sin embargo, hoy habitamos una sociedad con exceso de positivismo técnico y con fines distantes al humanismo; una sociedad del poder hacer, del “ YES WE CAN”, que ha postergado ese tiempo de ocio necesario para bien vivir.
Así nos cuenta Byul-Chul Han en su libro la «La sociedad del cansancio», donde postula que, de ser una sociedad de control transitamos a una sociedad con exceso de positivismo, del poder hacer a toda costa. Esta sociedad, presa de un paradigma inmunológico que antiguamente era el agente externo, en la actualidad es el agente interno. De ese modo lo grafica el mito de Prometeo. El daño “auto inferido” por el exceso del poder realizar el multitastiking impuesto por el orden establecido, nos ha llevado a un explosivo aumento de enfermedades neurológicas y psiquiátricas como la Depresión, TDAH, TLP, SDO. Hoy, la sociedad tardo-moderna del rendimiento excesivo permite el uso de dopaje cerebral, argumentando que ello permite mejorar el rendimiento, la concentración y la disminución de errores, persistiendo en un eficientismo sin cansancio.
«El exceso de rendimiento provoca infarto del alma”. Mientras que el cansancio rejuvenece el alma y devuelve el asombro del mundo, tal como el mismo cansancio hizo que Ulises conquistara el amor de Nausícaa.
Una condición que solo tiene el ser humano es la capacidad del bailar. Actualmente, nuestro tiempo de ocio es limitado debido al exceso de trabajo. El mismo que nos autoimponemos como «deber cumplir». Pero hemos dejado y nos hemos alejado de ese tiempo de poder soñar, de poder escuchar y de poder bailar.
Por Kochovsky