Lo que se sabe es que las pruebas de acceso siempre han discriminado si se usan para eso
En enero del 2020 el movimiento secundario boicoteo el proceso de admisión, asestando uno de los golpes más importantes al modelo en el marco del estallido social.
El modelo educativo evidenció una vez más su crisis. ¿Acceso Universal a la educación superior o una prueba más justa? Hasta hoy los resultados en las pruebas de acceso muestran un evidente sesgo de clase, de etnia y de género.
Hoy, Enero 2021, una nueva prueba se estrena, ante el reclamo del movimiento social, en especial de lxs secundarixs. La actual prueba promete cambios. Basarse más en competencias que en contenidos, de hecho promete reducir los contenidos, ante el contexto de pandemia. Además se proponen cambios en el proceso mismo.
Se propone por ejemplo, mejorar las ponderaciones, dando mayor peso a las notas de enseñanza media y el ranking de egreso. También bajarán el puntaje mínimo de postulación de 500 a 450 y abrirán más cupos para la admisión especial. ¿Cambios estructurales o medidas parche para salvar el modelo?
Lo que se sabe es que las pruebas de acceso siempre han discriminado si se usan para eso. Si ese es su objetivo. Desde el bachillerato, pasando por la Prueba de Aptitud Académica (P.A.A.), luego la Prueba de Selección Universitaria (P.S.U.) y ahora la Prueba de Transición (P.T.U.). La crítica es la misma. Siempre quedan afuera los más pobres. ¿Razones? Todos los años lo mismo. La prueba mide el capital social, la prueba no mide habilidades, la prueba no considera las condiciones de origen, el puntaje no refleja las inequidades estructurales.
La prueba, la prueba, la prueba. Probablemente este año con la PTU ocurra lo mismo. ¿Cómo se plantean frente a esta coyuntura? ¿Consideran que la prueba de transición es un avance respecto a la PSU? ¿Cómo impacta esta coyuntura la organización del movimiento secundario?
Alerta Educativa, programa de la Universidad de Chile, conversó sobre esto con Felipe Arroyo del Colectivo Norma Vergara de Concepción, con Camilo Pardo de Secundarixs en Rebeldía (SER) y con Marcos Fauré de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarixs (ACES).