No fue suficiente que el presidente Sebastián Piñera confirmara el reparto de dos millones de canastas de alimentos. Vecinos de la comuna luchan contra el tiempo y el hambre, en medio de una pandemia que continúa desnudando las profundas grietas sociales del país.
Desde el jueves 16 de abril, la comuna de El Bosque fue declarada por el Gobierno en cuarentena general, y desde entonces, para sus habitantes, cada día ha sido una bomba de tiempo a la espera de la ayuda estatal que les permita enfrentar el confinamiento con un acceso mínimo a los insumos de primera necesidad.
Este lunes 18 de mayo, sin embargo, esa espera al parecer terminó reavivando las protestas sociales en el país, las mismas que, desde la llegada del COVID-19, han tenido pequeños rebrotes en la llamada Zona Cero, lejanos al descontento masivo que marcó un antes y un después el 18 de octubre del 2019.
En tal sentido, no es casual que dichas manifestaciones tengan lugar en la periferia y en una comuna como El Bosque. De hecho, esto mismo no hace más que seguir desnudado las profundas grietas sociales que existen en el país, e incluso en la misma comuna.
Así, por ejemplo, en conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, Catalina Oyanedel, vecina de la comuna, explicó cuáles son los sectores que se están viendo más afectados por esta paralización general, y que lejos de hacerles sentir seguros en sus casas, les pone entre la disyuntiva de contagiarse o morir de hambre.
“En la parte de Los Morros, hacia arriba, hay unas poblaciones súper chicas, de pasajes estrechísimos, con blocks. La mayoría allí trabajaba de coleros en la feria o en la construcción, y hoy ya no tienen trabajo. Ya llevamos como un mes en cuarentena y la gente no tiene qué comer y como la Municipalidad no tiene tantos recursos, no se ha repartido comida, no se ha podido hacer ese tipo de ayuda que sí ha existido en otras comunas”, indicó.
Ante este escenario, como ha detallado Radio y Diario Universidad de Chile en un reportaje publicado este lunes, los recursos de autogestión y de las ollas comunes están siendo de vital importancia para la sobrevivencia en esta pandemia.
María Valderas, por ejemplo, es la encargada de una olla comunal de El Bosque, que el lunes reiteró a nuestro medio su crítica respecto de lo limitado que resulta ser este mecanismo popular ante los problemas denunciados en las manifestaciones.
“En este momento tenemos abarcados cinco sectores, pero hasta el momento hoy solo hemos entregado 200 almuerzos porque es lo que tenemos para entregar. Lo que necesitamos es más aporte en el sector 1, en el 2 y en el 3, incluso puede que haya comodidad en algunas casas de El Bosque, pero está brotando el tema de la necesidad. Los bonos que entrega el Gobierno son insuficientes y nadie vive con eso”, criticó Valderas.
“La gente se aglomera en las municipalidades porque no tienen qué comer, le hemos dicho hasta el cansancio al Gobierno, que los aportes del Estado en esta crisis son indignos, miserables, y que tenemos que garantizar los ingresos de las familias chilenas. Hasta cuando tenemos que soportar tanta indolencia por parte del Gobierno, tienen la plata, lo que falta aquí es voluntad”, subrayó una de las dirigentes de la zona.
Desde la municipalidad de la comuna, el alcalde Sadi Melo también lamentó lo ocurrido este lunes, además de instar al Gobierno a incluir a los alcaldes en el reparto de los recursos comprometidos.
“El Estado tiene que estar más presente. Nosotros somos el Estado, por eso muchas veces se nos responsabiliza: sin embargo, el Estado central tiene que hacerse presente a través de más recursos. El anunció desde La Moneda de 2 millones y medio de cajas de mercadería nos parece importante, pero por qué eso no se nos anuncia antes y se nos hace parte de la decisión y de las respuestas que hay que darle a nuestros vecinos y vecinas”, criticó Melo.
Finalmente, Melo recordó que, hasta la fecha, el Gobierno aún no ha hecho entrega de los 100 millones de dólares que reforzarían los recursos de las municipalidades, y que hoy, según Melo, deberían tener urgencia máxima.
Fuente: Eduardo Andrade, Radio Universidad de Chile