Se suma a otras empresas que han debido finalizar sus operaciones en Chile, generando oleadas de despidos.
Un nuevo desastre laboral se vive en la industria chilena. La empresa Calzados Guante informó que dejará de realizar labores de fabricación y se dedicará solamente a la importación de productos, decisión que implica el despido de 283 trabajadores desde su planta ubicada en la comuna de San Miguel (Santiago).
“Dentro de la industria del calzado, desde hace décadas es ampliamente conocida la enorme dificultad que significa fabricar en Chile, dada la gran diferencia de costos con productores de otros países. La empresa por años hizo lo posible para seguir fabricando en Chile, sin embargo, la situación se hizo insostenible”, señaló la firma para justificar su determinación y acabar con 90 años de historia.
Según radio Bío Bío, Guante había adquirido anteriormente la marca de calzada femenino Gacel, luego de que esta firma terminara con su producción en el año 2011. Ese cambio de propiedad significó el despido de 300 trabajadores.
¿Tiempos mejores?
El caso de Guante es uno más dentro de los numerosos cierres de empresas ocurridos en los últimos meses. A mediados de junio de 2018, Maersk Container Industry informó sobre el término de operaciones de su fábrica de contenedores en la planta de Malvilla, San Antonio. La clausura implicó el despido de 1.200 trabajadores.
Días después, la constructora CIAL se declaró en quiebra, al no poder pagar a trabajadores, contratistas y proveedores. La caída financiera de la empresa significó que 1.200 trabajadores de La Araucanía perdieran su fuente de ingresos. Del total afectado, 800 correspondían a involucrados directos y 400 a indirectos.
A fines de junio pasado, Pastas Suazo también dio a conocer su quiebra, situación que derivó en el cierre de su planta, ubicada en la ciudad de Curicó, región del Maule. En esa ocasión, personas quedaron cesantes.
A mediados de julio, fue el turno de la empresa azucarera Iansa, firma que anunció el cierre de su planta ubicada en Linares (Maule). 4.000 trabajadores resultaron afectados de manera directa e indirecta.
En agosto de 2018, la grifería Nibsa tomó una decisión similar a Guante y cerró su planta de producción, a fin de reconvertirse en una empresa comercializadora. El proceso iniciado por la compañía con 73 años de historia, tuvo como consecuencia el despido de 130 trabajadores.
Fuente: Politika